Reflexionando, acerca de la profesionalización de los docentes universitarios[1], Souto plantea:

La pregunta, nuevamente en el caso de los profesores universitarios es: ¿cuál es esta profesionalización? ¿Se trata de hablar de la profesión de origen, la de ingeniero, médico, abogado, etc. o se trata de incluir también la profesión docente? Y en este caso, hay una cosa importante que pensar que es la profesión docente universitaria como un lugar de encuentro entre dos campos: el de la docencia y el de las profesiones de origen, que son muy diversas. (Souto,1996: 18)

Este interrogante, puede ser un punto de partida para preguntarnos: acerca de cómo desarrollamos nuestra práctica docente, tanto quienes tenemos una formación pedagógico-didáctica específica, como quienes desarrollan la actividad, a partir de sus conocimientos disciplinares, exclusivamente.

La puesta en marcha de la Carrera Docente en la UNER, entendida como proceso sistémico de ingreso, permanencia, ascenso, promoción y egreso del Personal Docente, brinda una nueva oportunidad para reflexionar sobre las prácticas docentes en la universidad y promover innovaciones, para su mejora.

Resulta necesario destacar, que, en este proyecto, la intención es facilitar a los docentes de la UNER, la reflexión acerca de su práctica académica y en particular, de sus prácticas de la enseñanza; así como también poder autoevaluar dichas prácticas. Así, vamos a considerar que existe una diferencia entre prácticas académicas y prácticas de la enseñanza.

En tanto las primeras, suponen todos los procesos de reflexión-acción que desarrollan los integrantes de la cultura académica, para moverse eficazmente en el marco de dicha cultura; las segundas, atañen a los procesos que despliegan profesores y estudiantes, con la finalidad de que los primeros se apropien de los saberes legitimados por las instituciones académicas, en relación con los perfiles de formación específicos. Estas últimas conducen, a que los docentes actúen como mediadores entre sus alumnos y los contenidos curriculares que se considera, estos deben aprender. Por tanto, mientras el escenario privilegiado de las prácticas de la enseñanza es el aula, el escenario de las prácticas académicas es la institución toda, en tanto implica actividades tan variadas y disímiles como: la gestión académica, la inserción en programas o proyectos de investigación o extensión, la participación política y/o sindical, la actividad administrativa o la integración en proyectos artísticos promovidos por la universidad.

En este caso, la reflexión y producción, estarán fuertemente asociadas a la autoevaluación necesaria para elaborar el autoinforme del Proceso para el Fortalecimiento de la Trayectoria Académica, de la Carrera Docente.



[1] Por razones de fluidez lectora se utiliza en este proyecto un genérico, sin que esto implique discriminación de género.